Si asumimos que el paisaje es lo que uno elige observar, o en este caso, escuchar, el concepto de paisaje intervenido es quizás el que mejor define lo que aquí presentamos. Aunque la idea inicial del proyecto era otra: mapear, a través del sonido, las implicaciones de vivir en la frontera. Registrar, cortar, limpiar y editar el murmullo de un territorio que a primera vista parece agradable, amable y tranquilo. Esto es lo que se espera de una ciudad en medio del desierto.
Sin embargo, el resultado obtenido ha sido más artístico, más social, más simbólico e incluso más cercano, si cabe, a lo sensorial. Al realizar un recorrido, o una escucha panorámica de estas cinco obras, nos encontramos con elementos tan diversos como el territorio que habitan. Si tuviéramos que definirlos, podríamos decir que “San Martín de la Costa” es un paseo por un extenso y diverso escaparate auditivo de la ciudad; que “Agrovoces” es el grito de un pueblo en su propio escenario; que lo “Internacional” es la piel de este lugar, es paisaje, continente y contenedor; que “FCALP” es alma, la (re)creación de un espacio fantasmagórico; o que “Santuario” es una protesta ambiental de una reserva natural única. Nada podría estar más lejos de la realidad.
Para escuchar estas cinco piezas hay que dejarse envolver por el sonido. Y juega. Reconstruir los elementos escenificados en escena. Sumergirse en la historia, los personajes y los paisajes imaginados. Descubrir lo cercano, lo familiar. Fantasear con lo extraño.
Sólo una recomendación. No intentes revelarlo todo a la vez. Esta tierra es tiempo y espacio comprimidos. El todo y la nada al unísono. Dale algo de tiempo a la escucha. Desentraña, saborea los sonidos que esconde cada pieza. Seguro que encontrarás motivos para volver.
“Desierto Sonoro” es el resultado de una exploración artística realizada en Arica; una ciudad chilena ubicada en el corazón del desierto de Atacama, fronteriza con Perú y Bolivia, que hoy es el norte, pero alguna vez fue el sur.